Esa euforia me hizo olvidar las instituciones que durante años me habían aconsejado el absoluto silencio. Lo menos que puede llamarse a esto es miopía. Nunca vemos lo suficientemente lejos, eso es todo.
Como siempre, maestro, la palabra precisa. ¡Silencio! No logré ver con tus ojos… miré demasiado cerca.
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